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Estrategias para enfrentar a un jefe controlador

Ángela Negro regresó a su trabajo después de unas vacaciones y descubrió que nadie le dirigía la palabra. Literalmente, nadie. Ni siquiera su asistente, a quien había contratado unas semanas antes de irse.

«Volví a casa llorando. Mi jefe no me hablaba. Nadie quería conversar conmigo. Fue como si yo no estuviera ahí». Finamente, alguien se compadeció de su situación y le explicó que su jefe les había pedido a todos en la oficina que la ignoraran. «Si nos ven hablándote, nos despiden», le dijo una compañera de trabajo.

Era mediados de la década de los noventa y ella había trabajado en esta empresa de investigación en París durante unos seis meses cuando comenzó el tratamiento silencioso. En total, duró unos tres meses, a pesar de sus esfuerzos por hablar con su supervisor. «Fue horrible. Finalmente exploté y renuncié», dijo Ángela, quien ahora vive en Toulouse.

¿Fue ella víctima de un jefe agresor, o simplemente alguien que ejerció un control extremo? En muchos casos, la intimidación y el mal comportamiento en el lugar de trabajo tienen que ver con el control. ¿Qué pudo haber hecho Ángela para manejar su relación de trabajo con un jefe agresivo y controlador?

Los expertos en relaciones controladoras dicen que seguir adelante, como lo hizo Negro, suele ser la mejor y única táctica exitosa para terminar con el trato hostil: en el trabajo y en las relaciones personales. Eso se debe en buena medida a que la persona propensa a ser controladora es poco probable que cambie. Pero si debe quedarse, porque necesita el salario o por otras razones, necesitará estrategias para que le ayuden a manejar la situación.

Comience con la comprensión de la motivación del comportamiento, manteniéndose firme y manejando el problema con una participación mínima. Aquí se explica cómo identificar los propósitos de un controlador, hacerse cargo y mantener su cordura:

El ADN de un controlador

Controlar el comportamiento de un colega o jefe tiene varios orígenes, algunos que quizás no haya considerado. Tal vez su colega tiene miedo de perder su posición, o tal vez está ocultando su propia incompetencia, inseguridades o miedos.

«Muchas veces los controladores han sido pasados por alto para una promoción», dijo Jim Warner, autor de The Drama-Free Office: A Guide to Healthy Collaboration with Your Team, Coworkers, and Boss. «En consecuencia, su amargura empieza a salpicar a sus colegas y a tratar de manejarlos. El controlador dudará de los demás o se comportará como un perfeccionista».

Lesley Stephenson, una experta en manejo de la ira con sede en Zurich, Suiza, dijo que las personas pueden tener buenas intenciones, incluso si su comportamiento es destructivo. «Comprenda que a la otra persona le puede importar demasiado», dijo. «O tal vez el controlador no siente que puede confiar en el proceso de delegación».

Cualquiera sea la razón de fondo, una actitud controladora puede hacer de la oficina un verdadero campo minado, dejando a las víctimas sin saber qué hacer.

«Pensé que había hecho algo mal, pero no pude precisarlo», dijo Negro, quien nunca supo por qué su jefe controlaba a sus colegas con tanta fuerza. «Ser tratado de esta manera lo pone a uno a dudar de sí mismo».

A continuación comentamos cómo tomar control de la situación para mantener su salud mental.

Estrategia 1: esté atento y reaccione

Patricia Evans, autora de Controlling People: How to Recognize, Understand and Deal with People Who Try to Control You, dijo que es crucial escuchar las formas en que una persona controladora intenta entrar en su mente y dictar su realidad.

En el trabajo, puede aparecer cuando el controlador dice: «Déjame hacerlo. Sabemos que no eres bueno con los números».

Tenga en cuenta que el énfasis está en «sabemos». Alguien que utilice esa conjugación en una situación como esa afirma conocer la percepción que tiene la otra persona de sus propias habilidades, o la percepción que tiene el grupo de la persona en su totalidad, anotó Evans en su libro.

Otro ejemplo en que el individuo controlador dice saber las motivaciones internas de otra persona: «Yo sé por qué tú hiciste esa pregunta en la reunión. Lo que tú quieres en realidad es llamar la atención, adueñarte de un territorio, quedar bien con el jefe».

Este es otro ejemplo de cómo el controlador afirma conocer las motivaciones internas de otra persona. «Si alguien te define, incluso de maneras sutiles, fingen saber lo que no se puede conocer», dijo Evans. Puedes agotarte tratando de explicar «Eso no es lo que quiero, pienso, estoy tratando de hacer», etc. El estrés constante puede conducir a enfermedades físicas, problemas para dormir, confusión y depresión.

Otra gran señal que una persona está tratando de controlar es la pregunta «por qué». Un niño de 3 años realmente quiere saber por qué el cielo es azul. Pero casi todas las preguntas sobre «por qué» en el lugar de trabajo son una afirmación encubierta como pregunta. Nunca respondas una pregunta «por qué».

Así es como funciona en la práctica.

Colega que controla: «Vi sus documentos en la fotocopiadora. ¿Por qué está trabajando en ese proyecto?»

Posible traducción: «No debería estar trabajando en ese proyecto».

Frente a eso, simplemente relájese. No trate de ponerse a la defensiva o de racionalizar con emociones,

Una buena respuesta podría ser: «Parece que encontraste mis papeles en la copiadora. Parece que estás interesado en mis proyectos. Gracias por eso» y aléjese como si nada.

Otra opción en ese caso es involucrar a la persona: «Juan, creo que puede haber una parte para ti en este proyecto».

Sin embargo, tenga cuidado con esa opción. Involucrar a una persona controladora puede generar un tono más agresivo. El controlador puede decir: «Le hice una pregunta. ¿Por qué está trabajando en ese proyecto?». Esto entonces requerirá una respuesta más directa: «¿Juan, qué es lo que realmente quiere?»

Estrategia 2: Basta, significa basta

A menudo, el comportamiento controlador se manifiesta con menosprecio o enojo. A veces esto ocurre en privado, por lo que el controlador puede evitar que la otra persona tenga «evidencia» del comportamiento dañino. Negro dice que su jefe en París explotaba, pero solo a puertas cerradas. En público, solo aplicaba la ley del silencio.

A pesar de lo difícil que pueda parecer, los expertos aconsejan dar la cara y hablar. «Algunas veces la gente no quiere hablar para no poner en riesgo su trabajo. Mi experiencia indica que una vez que la persona habla, encuentra que hay diez personas más que están sufriendo la misma situación», comenta otro experto en el tema.

Hablar en público puede significar adoptar un enfoque firme y directo con la persona que controla, incluso si esto no se adecúa a su estilo. No se deje acorralar. Si usted no defiende su territorio con firmeza, la persona controladora le pasará por encima.

Estrategia 3: minimice el comportamiento del otro

Puede minimizar el comportamiento controlador de otra persona manejando su comportamiento a través de un diálogo cuidadoso o reduciendo su interacción con ella. Esto es importante porque si permanece en un ambiente como ese por mucho tiempo tendrá consecuencias patológicas, lo que significa que enfermará y afectará las otras relaciones en su vida.

Al final, si lleva tiempo trabajando con una persona controladora, la mejor decisión puede enfocarse en perdonar a la persona. Puede anclarse a esa actitud y sufrir o puede no involucrarse y dejar la situación pasar. Sencillamente aceptar lo que pasó, y respirar profundo. Pensar en el futuro y no quedarse atascado en el pasado.

AUTOR: Rhea Wessel

FUENTE: BBC Capital

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