Esta conmemoración se celebra cada año el cuarto domingo del mes de abril para manifestar el sentido y el valor del matrimonio que es la unión conyugal civil o religiosa de dos personas que se concreta a través de determinados ritos o trámites legales. Los cónyuges que se unen en matrimonio tienen una serie de requisitos, obligaciones y derechos que varían según las diversas sociedades que conforman el mundo.
El matrimonio es la base de la unidad familiar. En esta sociedad y en esta época, la familia es la unidad más integrada, la que mejor logra perpetuarse y la que se autoprotege mejor. Tal y como está establecida en la actualidad, es necesaria para la sociedad; tanto desde el punto de vista económico como de cualquier otro tipo. La cultura se desintegraría si su piedra angular, la familia, dejara de tener validez como tal.
¡Felicitaciones a los cónyuges!
Pautas para un buen matrimonio
El matrimonio es para amar. Y amar es una decisión, no un sentimiento. Amar es donación. La medida del amor es la capacidad de sacrificio. La medida del amor es amar sin medida. Quien no sabe morir, no sabe amar. No olvides: amar ya es recompensa en sí. Amar es buscar el bien del otro: cuanto más grande el bien, mayor el amor.
El amor verdadero no caduca. Se mantiene fresco y dura hasta la muerte, a pesar de que toda convivencia a la larga traiga problemas. El amor, ama hoy y mañana. El capricho, sólo ama hoy. Los matrimonios son como los jarrones de museo: entre más años y heridas tengan, más valen, siempre y cuando permanezcan íntegros. Soportar las heridas y la lima del tiempo, y mantenerse en una sola pieza es lo que más valor les da. El amor hace maravillas.
Toda fidelidad matrimonial debe pasar por la prueba más exigente: la de la duración. La fidelidad es constancia. En la vida hay que elegir entre lo fácil o lo correcto. Es fácil ser coherente algunos días. Correcto ser coherente toda la vida. Es fácil ser coherente en la hora de alegría, correcto serlo en la hora de la tribulación. La coherencia que dura a lo largo de toda la vida se llama fidelidad. Correcto es amar en la dificultad porque es cuando más lo necesitan.
Séneca afirmó: «Si quieres ser amado, ama». El verdadero amor busca en el otro no algo para disfrutar, sino alguien a quien hacer feliz. La felicidad de tu pareja debe ser tu propia felicidad. No te has casado con un cuerpo, te has casado con una persona, que será feliz amando y siendo amada. No te casas para ser feliz. Te casas para hacer feliz a tu pareja.
El matrimonio, no es «martirmonio». De ti depende que la vida conyugal no sea como una fortaleza sitiada, en la que, según el dicho, «los que están fuera, desearían entrar, pero los que están dentro, quisieran salir».
El amor matrimonial es como una fogata, se apaga si no la alimentas. Cada recuerdo es un alimento del amor. Piensa mucho y bien de tu pareja. Fíjate en sus virtudes y perdona sus defectos. Que el amor sea tu uniforme. Amar es hacer que el amado exista para siempre. Amar es decir: «Tú, gracias a mí, no morirás».
Para perseverar en el amor hasta la muerte, vive las tres «Des»: Dios. Diálogo. Detalles.
Fuente: Ricardo Ruvalcaba